Revolución Obrera de Colombia y Proletarios Comunistas-PCm anunciaron la salida del segundo número de la revista internacional “Lucha entre las dos líneas” (“TWO LINES STRUGGLE”, https://revolucionobrera.com/wp-content/uploads/2023/06/L2L-N2-Eng.pdf).
La revista “lucha entre las dos líneas” mantiene quererse poner al centro de unificación del movimiento marxista-leninista-maoísta mundial y por tanto como base para la construcción de una nueva organización marxista-leninista-maoísta internacional (todo esto ocurre inmediatamente después de la formación de la Liga Comunista Internacional [LCI] seguida a la convocatoria de la conferencia internacional maoísta unificada).
La revista sostiene que para alcanzar tal objetivo es necesaria la “lucha entre las dos líneas”. Con esto se hace referencia a la presunta actualidad y centralidad de la cuestión de la lucha contra el sectarismo, el dogmatismo y el extremismo de izquerda al interior del movimiento marxista-leninista-maoísta internacional. La LCI es vista por la revista “TWO LINES STRUGGLE” como la expresión actual de estas desviaciones.
La revista habla a nombre de la unidad y de la unificación del movimiento marxista-leninista-maoísta internacional. No sabemos con cual derecho. Basta desplazarse por los dos números de la revista para verificar como no es indicado ningún comité de redacción y por tanto como no son citadas las organizaciones responsables de la redacción de tal revista. Si se mira en índice de los dos números, es posible constatar como fueron escritos en gran parte solo por dos únicas organizaciones, precisamente Revolución Obrera Colombia y Proletarios Comunistas-PCm Italia (anteriormente Agit-Prop-Rojobrero). Esto no significa que no existan también otras organizaciones que parecen apoyar estas dos formaciones como, por ejemplo, el comité promotor para un Partido Comunista Maoísta de Galicia[1] o también otras organizaciones de Afganistán, Irán, etc. La casi totalidad de estas organizaciones, si excluímos precisamente el Comité promotor para un Partido Comunista Maoísta de Galicia[2], está caracterizada por la pertenencia al campo de las posiciones sostenidas por Avakian y por el PCR(USA) al inicio de los años Ochenta. Sucesivamente, cuando Avakian se hizo portador del revés representado por la “Nueva Síntesis”, estas organizaciones se separaron del PCR(USA), sin romper con esto sin embargo con las anteriores posiciones trotskijstas del PRC(USA)[3].
Por tanto continuaron manteniendo una visión esencialmente crítica en relación al marxismo-leninismo y de la experiencia de la Tercera Internacional Comunista, del VII Congreso y de la obra del Compañero Stalin, y junto a todo esto la negación de la teoría del capitalismo burocrático y como consecuencia una visión errada de la contradicción entre países imperialistas y pueblos oprimidos, en fin la incomprensión del problema de la crisis terminal del imperialismo y el rechazo a la teoría de la universalidad de la guerra popular. Este tipo de posiciones eran y son aún hoy fuertemente influenciadas por el dogmatismo, el extremismo de izquierda y por el trotskijsmo, combinadas con desviaciones análogas como, en el caso por ej. del grupo Proletarios Comunistas-PCm[4], el obrerismo y el bordiguismo.
La misma revista “lucha entre las dos líneas” sostiene sin embargo representar también otro componente, constituido por dos partidos maoístas de Nepal en vía de unificación y por el Partido Comunista (Maoísta) de la India.
Basta leer con atención el abundante material reportado por los dos números de la revista para constatar como entre estos dos componente, la primera por así decir impulsada por Proletarios Comunistas-PCm y por Revolución Obrera y la segunda, esa que incluye dos partidos maoístas de Nepal y el Partido Comunista (Maoísta) de la India, no existe ningún proyecto o perspectiva unitaria respecto a la cuestión de la formación de una organización marxista-leninista-maoísta internacional. Mientras el primer componente sostiene querer perseguir velozmente la formación de una nueva organización marxista-leninista-maoísta internacional, la segunda no es del mismo parecer. El PC (Maoísta) de la India excluye abiertamente esta hipótesis y se limita a hablar de la necesidad de un forum internacional para el debate y el sostén recíproco. Todo esto es evidente en los mismos materiales publicados en el número 2 de la revista “lucha entre las dos líneas”.
De esto deriva, en primer lugar, que las críticas efectuadas del primer componente a la LCI no son la misma cosa de las críticas a la LCI por el segundo componente y, en segundo lugar que eso que eventualmente parece acomunar estos dos componentes no es un proyecto unitario, sino el hecho de que la LCI no correspondería ni a las expectativas de la primera, ni a esas de la segunda. No es una visión común de eso que es necesario hacer entonces sino, en todo caso, una visión de eso que se evitaría.
El primer componente replantea posiciones similares a esa de la primera declaración del MRI y tiene una concepción similar a la llamada “unificación” de las “fuerzas marxistas-leninistas-maoístas”. La segunda, al menos en lo que concierne al PC(Maoísta) de la India, no quiere sin embargo que tal experiencia se repita. Por otra parte este partido nunca estuvo realmente al interior del MRI. Obviamente, el primer componente rechaza esta acusación. Pero aquí no se trata de las buenas intenciones sino de eso que objetivamente, sobre la base de ciertas posiciones, se llegó a hacer. Y es evidente que desde este punto de vista existen solo tres opciones en el terreno en lo que concierne al movimiento marxista-leninista-maoísta internacional. La primera es esa de la LCI, la segunda es la de los componentes semi-trotskijstas de la revista“Two lines struggle” que, objetivamente, quiere replantear el modelo del Movimiento Revolucionario Internacionalista, la tercera es la del PC(Maoísta) de la India, que es relativamente cercana a esa del Partido Comunista de Filipinas.
El Partido Comunista (Maoísta) de la India tiene argumentaciones importantes y fuertes para sostener su posición. En esencia se reclama el hecho de que Mao no promovió nunca la constitución de una Nueva Internacional. Estas son cuestiones sobre las cuales se necesita profundizar en el estudio y el debate. La consecuencia de tales posiciones es sin embargo que tal partido no está tan empeñado en el movimiento marxista-leninista-maoísta internacional porque no considera que existan las condiciones para desarrollar una batalla para su unificación. La posición de tal partido es por tanto relativamente pasiva y marginal sobre tal cuestión. El riesgo es que en este modo se toleren las posiciones semi-trotskijstas desviacionistas de izquierda que trafican con el maoísmo.
El MRI al final falló porque sus bases no eran eclécticas. La misma primera declaración del MRI, esa de 1984, contenía una concepción ecléctica del marxismo-leninismo-maoísmo. La formación de un nuevo MRI es por tanto hoy inadmisible. Todo el trabajo del componente semi-trotskijsta sobre este terreno está destinado al fracaso. Los dos números de la revista “lucha entre las dos líneas” son la expresión de un fracaso. ¿Son expresión de una polémica dogmática y sectaria contra la LCI; pero que cosa proponen de nuevo? ¿Cuál proyecto? ¿Cuál perspectiva? ¿Cuál respuesta a los problemas urgentes del Movimiento Comunista Internacional?
Permanece la opción representada por la LCI. El mérito de la Liga es de haber puesto sobre una base ideológica de principio el problema de una nueva organización internacional y de haber luchado implacablemente por décadas para construir tal organización. Ahora el trabajo de la LCI continúa en esta dirección. La liga habla del “marxismo-leninismo-maoísmo”, pero subraya que hoy el aspecto decisivo es el “maoísmo”. ¿Quién puede negar que esta tesis no sea sustancialmente correcta? Con la revolución de octubre y la formación de la Tercera Internacional, el aspecto deciivo estaba representado por la asunción del leninismo. Existía quien combatía el leninismo en nombre del marxismo, por tanto el aspecto decisivo no estaba representado por el marxismo, sino por el leninismo. Ni siquiera se podía decir, sin caer en el eclecticismo, que iba bien el leninismo pero que andaba bien también el marxismo. Cuando la Tercera Internacional puso en el centro la lucha contra la influencia del desviacionismo de derecha y el de izquierda (trotskijsmo, consejerismo, bordiguismo, anarco-sindicalismo, etc.), puso al centro la línea de la bolchevización de los partidos comunistas porque, desde el punto de vista teórico y político, la cuestión decisiva para la formación de los partidos comunistas y para el desarrollo de la revolución proletaria mundial era el bolchevismo, el leninismo y no el “marxismo”.
El leninismo era un estadio más desarrollado del marxismo también en el sentido de que contenía el mismo marxismo, o sea contenía su esencia. No basta decir que hay tres estadios del desarrollo del marxismo, se necesita también formular esta afirmación en acuerdo con la dialéctica materialista, según la cual cada estadio es un desarrollo cualitativamente superior respecto al precedente. Esto quiere decir sin embargo que contiene también la esencia de los precedentes.
Los principios, una vez afirmados, son desarrollados orgánicamente de acuerdo con la realidad objetiva y con su movimiento, cosa que implica la praxis y su desarrollo, pero es decisivo iniciar a plantear la cuestión desde el punto de vista de principio. Se inicia a construir, se unifica, partiendo de la claridad ideológica sobre los principios.
El principio de la universalidad de la guerra popular (o sea de los tres estadios de desarrollo de la guerra popular y de la construcción del ejército popular y del poder popular al interior de tal proceso) es hoy objeto de una fuerte ofensiva ideológica llevada adlenate por las posiciones semi-trotskijstas y por esas que no han aún elaborado a fondo respecto a esta cuestión, en lo que concierne al menos a los países imperialistas, la distinción entre el “marxismo-leninismo-pensamiento de Mao” y el maoísmo. Y también sobre esta cuestión la posición de principio de la LCI es esencialmente correcta. La afirmación y la defensa del principio de la universalidad de la guerra popular no tiene nada que ver con el hecho de que tal principio pueda ser eventualmente declinado erróneamente en sentido mecánico y subjetivista en uno u otro país del mundo, en uno u otro país imperialista. Confundir la cuestión de principio de la universalidad de la guerra popular con esa por la cual tal principio puede ser aplicado en modo subjetivista y mecanicista es eclecticismo y revisionismo.
El problema en discusión no es si este principio sea desarrollado y aplicado en un modo u otro según si el país es imperialista o no. El problema en discusión es el principio mismo.
Ahora es evidente, para quien conoce las sociedades imperialistas y la historia de la lucha de clase en este tipo de sociedad, que la democracia burguesa no existe más al menos desde el inicio de los años Treinta del siglo pasado y, en particular, desde finales de la segunda guerra mundial. En el lugar de los ordenamientos democrático-liberales sobrevividos como media hasta los años Treinta del siglo pasado, tuvimos suecesivamente o el fascismo o un liberalismo reaccionario. Después de la segunda guerra mundial en los países imperialistas se desarrolló un Estado corporativo gradualmente más caracterizado por un proceso de fascistización. Gramsci hablaba entonces de “revolución pasiva” y evidenciaba como ella fuera una tentativa de respuesta reaccionaria a la avanzada de la revolución.
Las posiciones del componente semi-trotskijsta hablan solo de la defensiva estratégica contra la ofensiva del imperialismo. Todo esto tiene consecuencias revisionistas. Se necesita distinguir entre el proceso que se desarrolla a escala general, relativo a la crisis terminal del campitalismo y al desarrollo de la tendencia a la revolución proletaria mundial impulsada por los países oprimidos, por el concreto desarrollo de los procesos revolucionarios en los diversos países y por las relaciones que se determinan entre tales procesos. En el plano planetario, el imperialismo está a la defensiva estratégica porque es un sistema en descomposición, agonizante y además porque el proletariado mundial acumuló y acumula nuevas experiencias revolucionarias de carácter decisivo y, contemporáneamente, desarrolló su ideología a los máximos niveles hasta el maoísmo.
El imperialismo hoy acentúa a todos los niveles las contradicciones con los pueblos oprimidos, con las masas populares y con el proletariado y está obligado a encaminarse cada vez más sobre el camino del fasicsmo y sobre el camino de una guerra mundial. Esta guerra no puede llevar a un nuevo orden reaccionario, desde este punto de vista su duración es indefinida y esto alimenta y alimentará la revolución proletaria como tendencia principal. Al mismo tiempo, respecto a cada país, el imperialismo está concretamente a la ofensiva contra el proletariado, las masas populares y los pueblos oprimidos. ¿Cuál es el aspecto principal? ¿Tiene razón los semi-trotskijstas sosteniendo que el aspecto principal es la fuerza expresada por la ofensiva reaccionaria del imperialismo? Esta es otra cuestión de principio y también respecto a esta cuestión la LCI tiene razón respecto a los semi-trotskijstas, respecto a los oportunistas de izquierda.
La cuestión de la dialéctica reviste una extraordinaria importancia para los marxistas-leninistas-maoístas y para el proletariado de todo el mundo. La lucha por el materialismo dialéctico es central para la afirmación del maoísmo y hoy es una batalla decisiva para la derrota del eclecticismo, del sectarismo y del dogmatismo de las posiciones desviacionistas de izquierda, de tipo semi-trotskijsta.
Solo dominando la dialéctica materialista se puede avanzar hacia la revolución proletaria mundial. También sobre esto la LCI plantea correctamente la cuestión. ¿Qué cosa es en extrema síntesis la dialéctica materialista? Es la universalidad de la ley de la contradicción. Los semi-trotskijstas sobre esto son eclécticos, afirman que existe la ley de la contradicción y que es importante, pero no que no existe solo esta ley, que hay otras leyes como la “transformación de la cantidad en calidad”, la “negación de la negación” [5], etc. Este modo ecléctico de enfrentar las cuestiones fragmenta la concepción dialéctica y abre el camino al empirismo, al pragmatismo, al oportunismo y al revisionismo. Por otra parte es evidente su incomprensión de esta ley, cuando tratan de hacer pasar como fraccionismo eso que en realidad es el proceso inevitablemente contradictorio y dialéctico del desarrollo del Movimiento Comunista Internacional. La tesis de la universalidad de la ley de la contradicción pone las bases para un correcto planteamiendo de las cuestiones ideológicas y políticas. Ella afirma que todas las leyes de la dialéctica son formas de una única ley universal, esa de la contradicción.
Está en curso una lucha en el movimiento marxista-leninista-maoísta internacional. Una lucha para unificar el movimiento marxista-leninista-maoísta sobre la base de la derrota de la influencia del desviacionismo de “izquierda”, del eclecticismo, del trotskijsmo, del bordiguismo y del obrerismo.
En lo que concierne a nuestro país, para abrir el camino a la formación de un partido maoísta en Italia es necesario conducir a fondo esta lucha.
NUEVA HEGEMONÍA
[1] Se necesita sin embargo revelar como el Comité para la Construcción del Partido Comunista Maoísta de Galicia lleve hacia adelante sobre la cuestión, por ej. del Capitalismo Burocrático y de la Universalidad de la guerra popular, posiciones diferentes si no más bien opuestas respecto a esas de Revolución Obrera y Proletarios Comunistas-PCm. Sería por tanto útil que tales fuerzas vayan a una confrontación aclaradora interior, como los varios partidos que se adhieren a la LCI hicieron en estos últimos años. Esto daría una contribución efectiva y permitiría a tales fuerzas ir más allá de la pretensión de proponerse como una alineación unitaria.
[2] Que también respecto a la formación de la LCI tiene una posición en buena parte diferente de esas más sectarias y extremistas de Revolución Obrera y de Proletarios Comunistas-PCm. Por ej., los compañeros gallegos afirman: Ëvidentemnte si la historia demostrará que la nueva organización internacional LCI (la Liga Comunista Internacional), es un ‘motor’ para los intereses mundiales del proletariado, si la Revolución Proletaria Mundial obtendrá un nuevo impulso gracias a la LCI; en tal caso haremos autocrítica y una rectificación.” (Comunicado de la CCPCMG sobre CIMU y LCI)
[3] Revolución Obrera en el primer número del 2001 de su revista teórica “Negación de la Negación” replantea las anteriores posiciones del PCR(USA) sobre varias cuestiones de relevancia estratégica. En el número 5 del 2016 de la misma revista (pág. 131) reconstruye en modo trotskijsta la guerra civil en España, callando sobre la heroica guerrilla continuada por años por el PC de España hasta la afirmación del revisionismo moderno en el partido. Revolución Obrera afirma: en España, “… en cuya guerra civil, si bien se formó un Frente Popular, se perdió la independencia de clase en su dirección, dejándola en manos del republicanismo burgués, lo cual se constituyó en una de las causas de la derrota”. En el mismo número Revolución Obrera ataca el VII Congreso de la Internacional Comunista: “La línea del VII Congreso …actualmente, divide y es motivo de discusión entre los marxistas leninistas maoístas”… “Sobre la política de Frente Único y Frentes Populares, ya existían vacilaciones y el germen de una división en el seno de la III Internacional… Tal lucha de líneas quedó velada en el VII Congreso que no condenó expresamente la tendencia de renunciar a la independencia de clase en el Frente; no delimitó claramente las fronteras entre marxismo y oportunismo en esa cuestión, tolerando el eclecticismo que al final favoreció una aplicación oportunista de la línea de la Internacional por parte de muchos partidos comunistas, y que degeneró francamente hacia la concepción browderista, según la cual la lucha contra el fascismo suprime la lucha de clases en cada país —renuncia a la lucha contra la burguesía antifascista— y considera al imperialismo antifascista como progresista, ocultando el carácter reaccionario y rapaz de todo imperialismo —sea o no fascista— desviando al movimiento obrero hacia la socialdemócrata conciliación de clases y la renuncia a la lucha anti-imperialista”… “El Comité Ejecutivo no clarificó a fondo en el movimiento [Movimiento Comunista Internacional, ndr], el carácter de los compromisos de la URSS con Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia”… “En un balance general, la Declaración del MRI en 1984, señaló correctamente tres desviaciones que se presentaron en el seno de la III Internacional: Primero, la distinción entre el fascismo y la democracia burguesa en los países imperialistas… tendió a hacer un absoluto de la diferencia entre estas dos formas de la dictadura burguesa y también a hacer de la lucha contra el fascismo una etapa estratégica aparte. Segundo, se desarrolló una tesis que sostenía que la creciente pauperización del proletariado crearía la base material para remediar la división de la clase obrera en los países avanzados… Tercero, cuando el fascismo se definió como el régimen del sector más reaccionario de la burguesía monopolista en los países imperialistas, esto le dejó la puerta abierta a la peligrosa tendencia reformista y pacifista de identificar a un sector de la burguesía monopolista como progresista”, … “En el VII Congreso se derrotó formalmente, las tendencias de derecha, en el terreno organizativo, pero no en el terreno ideológico. La resolución de disolución, por las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial, donde muchos partidos comunistas fueron diezmados por la reacción, no contó con unas condiciones favorables para llevar la lucha de dos líneas hasta el fondo, hasta la delimitación exacta de fronteras entre los oportunistas de derecha —nacionalistas partidarios de la liquidación completa de la Internacional— y los internacionalistas, para quienes era aceptable una disolución temporal pero no una liquidación de este vital instrumento de lucha que materializaba el internacionalismo proletario”.
[4] Este grupo siempre tuvo posiciones aún más trotskijstas que el mismo Avakian. En la fase de definición de la primera declaración del Movimiento Revolucionario Internacionalista, o sea inmediatamente antes del 1984, quería que el PCR(USA) criticara mayormente el VII congreso de la Tercera Internacional. Anteriormente en el periódico Agit-Prop, el actual grupo dirigente de Proletarios Comunistas-PCm había atacado en general el marxismo-leninismo y había acusado a Mao de nacionalismo.
[5] En esto negando la fundamental contribución de Mao a la dialéctica materialista y replanteando los ataques de los howhaistas y de los krusciovanos al maoísmo. Como testimonia también la siguiente cita: “Engels habló de las tres leyes, pero en lo que a mí respecta no creo en dos de esas leyes de la dialéctica. La contradicción es la ley verdaderamente fundamental, la transformación de la calidad y de la cantidad la una en la otra es la contradicción entre calidad y cantidad y la negación de la negación no existe en lo absoluto. La yuxtaposición en el mismo plano de la transformación de la calidad y de la cantidad la una en la otra, de la negación de la negación y de la ley de la unidad de los opuestos (contradicción) es “triplicar”, no una vez. La cosa verdaderamente fundamental es la contradicción. La transformación de la clidad y de la cantidad la una en la otra es la unidad de los opuestos calidad y cantidad. No existe una cosa como la negación de la negación. Afirmación, negación, afirmación, negación… cada eslabón de la cadena de los eventos en el desarrollo de las cosas es ya sea afirmación que negación.” (Mao, Discurso sobre cuestiones filosóficas, 1964)