NINGUNA CELEBRACIÓN PARA TONI NEGRI !

NINGUNA CELEBRACIÓN PARA TONI NEGRI

La desaparición de Antonio Negri fue ocasión, en el ámbito de la izquierda radical y de la extrema izquierda, para varias tomas de posición de pésame. Los maoístas italianos no consideran poderse unir a este clima de celebraciones y conmemoraciones. Para ellos Negri podrá incluso haber sido, en los años Setenta, un líder revolucionario, pero ciertamente nunca fue un marxista y, en este sentido, un comunista.

Sus teorías se injertan en el obrerismo [“operaismo”]  italiano inaugurado por los Cuadernos Rojos de Panzieri y son un desarrollo particular de ellos. El obrerismo fue la tentativa de dar una salida a izquierda a la crisis hegemónica del PSI y del revisionismo moderno de Togliatti. Esta tentativa estaba sin embargo dirigida a vencer, primero que todo en el plano teórico, la lucha contra el marxismo, el leninismo y el maoísmo.

En el plano filosófico se trataba de una recuperación, en la forma de un pseudo-materialismo economicista, del idealismo subjetivo, a menudo caracterizado por la influencia y por los “aportes a la cultura de derecha”. La teoría de Panzieri y Tronti del “punto de vista obrero”, que era retomada y acentuada por Negri, resentía de una lectura de “izquierda” de Nietzsche. La consecuencia era la negación de la posibilidad de un conocimiento científico de una realidad concebida no como gobernada por contradicciones de fondo generadas por el imperialismo, sino como expresión del conflicto entre las diversas partes en campo portadoras de intereses puramente particulares y de puntos de vista diversos sin que a ninguna de tales partes pudiese ser atribuida una concepción cualquiera y una perspectiva de carácter y valor universal como representante de los intereses de la mayor parte de la humanidad.

El ataque a la teoría del materialismo dialéctico era así el corazón de las posiciones negrianas. En este sentido Negri, y en general el obrerismo, introdujeron a partir de los años Sesenta una concepción del mundo post-moderna y esto antes del sucesivo giro neo-obrerista unido a los trabajos sobre el Imperio y a la teoría sobre la Multitud. Desde el punto de vista de la teoría económica Negri llevó a fondo el ataque del obrerismo contra el marxismo. Una lucha sin exclusión de golpes fundada sobre una guerra sucia, sobre enredos, deformaciones y mistificaciones, una guerra capilar, volteada a desestructurar todos los fundamentos de la teoría económica de Marx y Lenin. En línea con las enseñanzas del post-moderno, esta vez de matriz heideggeriana, esta guerra nunca se propuso como contraposición abierta, frontal y por tanto en un cierto sentido intelectualmente honesta. Su lógica fue siempre aquella denunciada por Gramsci en relación a los liberales crocianos, la lógica por la cual se busca vencer la antítesis revolucionaria a través de una síntesis “pasivo-revolucionaria” con la Tessi reaccionaria. Por tanto lúcida vampirización de Marx, de Lenin y algunas veces incluso de Mao, conectada a una absoluta voluntad de aniquilación de la ideología comunista, de la Historia y de las enseñanzas del Movimiento Comunista Internacional.

En el plano político Negri fue el teórico por excelencia del “economicismo revolucionario”, o sea de la teoría de la lucha económica y de esa reivindicativa como base para la organización y la lucha política interpretadas como práctica de la “ilegalidad de masa” y del reformismo armado. Según Negri el Capitalismo había ya realizado el socialismo. “Capitalismo avanzado” y socialismo según él, como entre el resto según Panzieri y Tronti, estaban caracterizados por el “plan” y la planificación era considerada el signo de una práctica autoritaria y represiva. El Estado-Plan que ellos definían “Estado del Capital” se contraponía a las necesidades del proletariado y por tanto la lucha reivindicativa era vista como la única lucha revolucionaria posible y necesaria.

Negri teorizaba que la revolución era una hecho que concernía solo al proletariado, en esto como en tantas otras cosas, como Panzieri y Tronti, era un trotskijsta, uu bordiguista, un anarco-sindicalista. En los años Setenta su concepción del proletariado fue dilatándose englobando estratos populares pequeño-burgueses, poniendo así las bases para sus teorías sucesivas unidas a la Multitud vista como sujeto revolucionario.

Sin embargo lo que más contó fue su teoría de la irreductibilidad de la espontaneidad del proletariado, que se traducía en concebir la organización como táctica y función del ataque armado al servicio de una estrategia que habría sido elaborada por los procesos de modificación de la composición de clase puestos en curso por el mismo proletariado. Estas nefastas teorías sorelianas influenciaron la misma principal organización combatiente, las Brigadas Rojas, que en el plano teórico e ideológico dio pruebas del más grande eclecticismo. Organización que en esencia siempre se concibió como un movimiento caracterizado por una iniciativa de apoyo a la llamada “espontaniedad obrera”, hasta teorizar y practicas, con el caso Moro, la intervención en las contradicciones inter-burguesas con el fin de evitar el “compromiso histórico” DC-PCI y mantener abierto (sic!) el conflicto de clase.

Los obreristas, y Negri en particular, combinaron la sociologia americana unida a la Escuela de Frankfurt con el anarco-consejerismo, con un sindicalismo revolucionario a la Sorel, con los temas de la socialdemocracia de izquierda, del trotskijsmo y del bordiguismo. El obrerismo en su conjunto fue hegemónico en las organizaciones y en los movimientos de los años Setenta y contribuyó en el plano ideológico a su derrota, después de haber contribuido a obstaculizar en todos los modos las posibilidad de que se desarrollase un partido marxista-leninista-maoísta en grado de dar una perspectiva y una dirección revolucionaria.

Negri y su grupo de académicos tuvieron, en la primera mitad de los años setenta, amplios apoyos de algunos sectores de las instituciones que en este modo lo premiaron por su revisionismo y sindicalismo anarquista. Pudo por años trabajar en las universidades italianas, produciendo e ilustrando los propios numerosos textos “revolucionarios” en las aulas universitarias, estrechar relaciones de varios géneros con otros sectores académicos y con la izquierda PSI.

El coro unánime de pésame por la desaparición de Negri no es por tanto nada casual. Es un inevitable reflejo de la situación existente y evidencia diversas cuestiones importantes para un relanzamiento del marxismo-leninismo-maoísmo en Italia:

1) desde un cierto punto de vista evidencia el oportunismo de fondo de la casi totalidad de las capas dirigentes de la izquierda radical y de la extrema izquierda;

2) por la otra revela también la inadecuación de los mismos marxistas italianos a la asunción de la tarea de un serio balance de los años Setenta, con la consecuencia de querer replantear el mismo movimientismo y economicismo que caracterizó aquella fase.

Estos dos aspectos están estrechamente conectados. El primero no habría tenido tal éxito si no fuera por el segundo. Por este motivo vemos representarse inmutado el mismo seguidismo hacia determinadas figuras intelectuales “herejes”, no solo por tanto respecto a Negri, sino también respecto a otras que se colocaron más a la derecha respecto a ese recorrido como por ejemplo Tronti y Rossanda. Romper hoy esta capa es difícil pero al mismo tiempo fundamental.

La lucha por construir el partido el partido maoísta en nuestro país pasa también a través de la crítica y la liquidación de la influencia del “obrerismo” [operaismo], influencia aún permanente en la extrema izquierda incluso en grupos como los CARC-nPCI y Rojoobrero-Proletarios Comunistas-Pcm, que dicen remitirse al marxismo-leninismo-maoísmo.

Nueva Hegemonía

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