EL PARLAMENTO NEGRO

EL PARLAMENTO NEGRO Y LA NECESIDAD

DE LA CONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO Y DEL FRENTE POPULAR DEMOCRÁTICO Y ANTIFASCISTA

25 septiempre: los resultados electorales entregan a Italia un parlamento negro.

Del 6 de marzo al 27 de julio gobernó en Italia el gobierno Tambroni. Instaurado con 301 votos favorables y 293 contrarios se pudo constituir gracias al apoyo de los fascistas del MSI a la Democracia Cristiana (273 votos DC, 24 MSI, 4 Monárquicos). Hoy los directos herederos del MSI se volvieron el principal partido del país y controlan el parlamento. Contra el gobierno Tambroni desfilaron centenares de imponentes marchas con choques callejeros particularmente violentos, muertos y heridos. Las brigadas partisanas antifascistas en muchas zonas del país se reconstruyeron y fueron reabiertos los depósitos de armas creados después de la resistencia. La presión de la lucha política antifascista de masa fue tan fuerte como para romper los riñones en pocas semanas a un gobierno que había osado coquetear con los fascistas. Hoy en el puesto de los antifascistas de aquellos años tenemos un pantano colaboracionista, populista, economista y tradunionista, extremista de palabras y anarco-sindicalista, trotskjista, obrerista y bordiguista en los hechos.

Si consideramos la izquierda radical y la extrema izquierda, las fuerzas del populismo de izquierda por una parte y las del llamado “frente de clase” movimientista-bordiguista por el otro, vemos como estas organizaciones y fuerzas políticas sean responsables de una línea política fallida que hasta hoy negó o del todo subvaloró la tendencia a la fascistización del Estado, la necesidad de la vía de la revolución popular democrática y la prioridad de las tareas teóricas y político-programáticas para la construcción de un efectivo partido comunista. Partido que hoy, en la crisis terminal del imperialismo y en los inicios de la guerra mundial interimperialista, se puede solo construir sobre la base de la teoría del marxismo, del leninismo y del maoísmo por un lado y de la experiencia histórica de la lucha contra el fascismo y la guerra imperialista, por el otro. A partir entonces en primer lugar de la guerra civil en España para llegar al VII congreso de la Internacional Comunista, a la guerra contra el fascismo japonés guiada por Mao, a la lucha contra el nazi-fascismo guiada por la URSS de Stalin, a las guerras partisanas antifascistas por la democracia popular.

En particular, con tal propósito, es actual y urgente ultimar el balance de la resistencia en Italia y llegar al pleno desenmascaramiento del revisionismo togliattiano factor decisivo de la interrupción de la revolución democrático popular y de la afirmación de un liberalismo reaccionario con la guía DC a la sombra del imperialismo americano.

El populismo de izquierda que raya sistemáticamente en el rojo-marrón, y el movimientismo sindicalista-bordiguista, son tendencias predominantes en la izquierda radical y en la extrema izquierda. Estas tendencias con expresiones de concepciones teóricas erradas y fallidas que se esconden detrás de fraseologías psedo-revolucionarias. Los grupos dirigentes de estas fuerzas representan, directamente o indirectamente, la peor expresión de la continuidad con las posiciones hegemónicas en nuestro país en los movimientos y de los grupos de la extrema izquierda de nuestro país en los años Setenta. Los desastrosos paradigmas de la revolución revisionistas, semi-togliattianos y secchianos, marxistas-leninistas filo-rusos, hoxistas y antimaoístas, obreristas, bordiguistas, trotskijstas, guevaristas, etc. que determinaron la derrota de las luchas proletarias y estudiantiles potencialmente revolucionarias de aquellos decenios, fueron variadamente replanteadas, combinadas y reestructuradas en el curso de los últimos cuarenta años. Esto sucedió en formas por lo demás cada vez más degeneradas, corruptas, míseras, restringidas y caricaturescas.

Las capas políticas, intelectuales y sindicales que hoy dominan en los partidos populistas y electorales (PAP, los residuos del PRC, los rojo-marrones de Rizzo etc.), en los movimientos, en los sindicatos alternativos y en general en los grupos de extrema izquierda, son hoy no solo un obstáculo a la prospectiva del socialismo, sino también a la lucha democrática-popular contra el fascismo. De hecho exactamente como el trotskijsmo en los años treinta, que terminó por ocultar el fascismo que avanzaba, estas capas terminan, en el mejor de los casos, por desviar principalmente sobre la lucha económica y sobre las reivindicaciones sociales las energías y las aspiraciones de los sectores más conscientes y avanzados del proletariado, de las masas populares y de los pequeño intelectuales.

Los proletarios, los pequeño-intelectuales, los jóvenes antifascistas, las mujeres en lucha por su liberación de la opresión y del patriarcalismo, deben tirar por la borda las capas políticas, electorales, movimientistas, sindicalistas y maximalistas, oportunistas y corruptas que detrás de las fraseologías revolucionarias los llevaron a asistir, desarmados de la teoría revolucionaria, confundidos ideológicamente bajo el perfil de la estrategia revolucionaria, pasivos sobre el terreno lucha al inaudito evento de la representación del fascismo en el gobierno del país.

Los verdaderos comunistas deben unirse para construir el partido bajo la bandera de la revolución proletaria y del marxismo-leninismo-maoísmo tomando las distancias del populismo de izquierda de los CARC-nPCI y del economicismo movimientista de Rojobrero-Proletarios Comunistas-Pcm.

Más allá de la cuestión de la construcción del partido sobre la base de la formación ideológica y de la propaganda, es necesario, contra las lógicas frontistas-sindicalistas, iniciar a pensar en la construcción de una primera forma embrional de frente popular antifascista por una nueva resistencia, por la revolución democrática y por la independencia nacional. Un frente que comprenda, más allá de las realidades comunistas que comparten la prospectiva de la lucha por la democracia popular, también las más variadas tendencias democráticas antifascistas y las relativas subjetividades organizadas. Un frente capaz de poner en primer lugar la lucha democrática por un nuevo poder democrático popular.

Nueva Hegemonía, en el pleno conocimiento de los propios límites político-organizativos, invita a todos los grupos, los militantes, los proletarios, los democráticos y las mujeres en lucha por la liberación de la opresión, a abrir una discusión teórico-política y a unirse a la lucha entre las dos líneas, contra el oportunismo de derecha y de “izquierda” por la construcción del partido y por la construcción de un primer frente popular anti-fascista. Discusión respecto a la cual Nueva Hegemonía ya propuso algunas bases pero que necesitan de las contribuciones y de las modificaciones que solo una discusión y una confrontación colectiva pueden dar. Pongamos nuestras contribuciones a disposición de todos los proletarios, las masas conscientes y las vanguardias que se dieron cuenta de la ruina de las dirigencias revisionistas y oportunistas pero que no quieren engrosar las filas del fascismo-populismo y de la “socialdemocracia” reaccionaria, que comprendiendo cada vez más como sin la construcción de un partido sobre la base de una ideología correcta y sin una participación consciente y combativa de los militantes en su formación y discusión está solo el pantano reaccionario del dominio verticalista de dirigencias revisionistas cada vez más desacreditadas y fallidas.

CONTRA EL FASCISMO EL REVISIONISMO Y EL OPORTUNISMO

UNIRSE SOBRE LA BASE DEL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO Y FORMAR EL PARTDIO

CONSTRUIR UN FRENTE POLÍTICO POR LA DEMOCRACIA POPULAR Y LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA ANTIFASCISTA

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